Los casinos en línea han facilitado el acceso a las apuestas 24/7 desde cualquier dispositivo. Aunque pueden parecer inofensivos, su diseño está pensado para generar adicción: colores, sonidos, recompensas rápidas… todo estimula el cerebro como si fuera una droga.
Este tipo de juego puede generar ansiedad, insomnio, frustración, baja autoestima y, en casos graves, depresión. Además, como no hay límites físicos (como horarios o cierre de lugares), las personas pueden pasar horas jugando sin darse cuenta.
Es fundamental que exista regulación, control parental y campañas de concientización que adviertan sobre los riesgos de los juegos digitales.