Hablar de ludopatía es también hablar de esperanza. A lo largo de México, muchas personas han logrado salir del ciclo de la adicción al juego y reconstruir sus vidas. Sus historias son un testimonio del poder del apoyo, la voluntad y la búsqueda de ayuda profesional.
Como el caso de Esteban, originario de Monterrey, quien tras perder su empleo y endeudarse gravemente por el juego en línea, logró recuperarse gracias a terapia grupal y el acompañamiento de su familia. O Mariela, una joven de Guadalajara que cayó en el juego tras una crisis emocional, pero encontró en la meditación, el arte y el voluntariado nuevas formas de sanar.
Estos relatos no solo inspiran, también visibilizan que la ludopatía no distingue edad, género ni clase social. Mostrar rostros y voces reales permite romper el estigma y recordar que la recuperación es posible, paso a paso y con la ayuda adecuada.
Hay vida después de la adicción. Y contarla puede salvar a otros.